Blog

Causas de problemas de conducta en niños y adolescentes.

1200x798

Muchas veces los intentos por modificar una conducta fracasan porque no se conoce la causa real del problema.

En la actualidad, hemos aprendido a ver los problemas de conducta en niños y adolescentes como algo “normal” , algo a lo que tenemos que “resignarnos” y ante lo cual, debemos actuar casi como si no hubiera más remedio que adaptarse al hecho de que ya no tenemos control sobre la conducta de nuestros hijos; de hecho, con frecuencia escuchamos expresiones como: “Es que ahora los jóvenes y los niños son diferentes”, “Estamos viviendo otros tiempos”, “Antes a uno solamente lo volvían a ver y había que obedecer, pero eso ya no funciona”.

Nos hemos cuestionado: ¿Cuánto hay de cierto en estas palabras?, ¿realmente tenemos que aceptar la dura realidad de no representar para nuestros hijos una figura que merezca respeto?; y ¿no será que nos la hemos dejado de creer?, ¿no será que no tenemos claros los alcances de nuestro rol como adultos a cargo de guiar el desarrollo de la manera correcta?. Debemos preguntarnos en todo momento, si realmente nos sentimos cómodos en situaciones en las que un niño o adolescente toma el control de situaciones que deberían manejar los adultos, imponiendo con un desplante su voluntad aunque esta vaya en contra de lo que le beneficia y de lo que es socialmente aceptado.

Padres indefensos ante los problemas de conducta de sus hijos.

Hoy más que nunca los problemas de conducta aquejan a miles de padres y madres que simplemente ya no saben cómo recuperar la autoridad que deberían ejercer sanamente sobre sus hijos; esto genera un fenómeno de descontrol en el comportamiento de estos niños y adolescentes que hace que hasta el padre más paciente y permisivo se sienta abrumado por la sensación terrible que produce el no ser reconocido como figura de autoridad.

Esta sensación, va generando en los padres un estado emocional o psicológico conocido como “indefensión aprendida”, en el que el individuo llega a creer que simplemente no está en capacidad de alcanzar un objetivo debido a la cantidad de veces que fracasó en el intento y por tanto, se resigna y deja de intentar; y es que la mayoría de padres de hoy en día, intentan sin éxito una y mil veces que sus hijos sigan las pautas de conducta que estos les dan, acumulando así una lista interminable de fracasos en su intento por dirigir la conducta hacia el rumbo correcto.

Para comprobar esto, basta con conversar con cualquier padre o madre común y escuchar la frase: “Es que nada me funciona, por eso mejor lo dejo salirse con la suya”; en este punto, los padres renuncian a intentar controlar las conductas de sus hijos convencidos de que nada dará resultado, lo cual los sumerge en un mar de desmotivación y cansancio que pocas veces llegan a confesar, pero que causa estragos en su salud emocional y en la armonía familiar.

Muchas madres expresan con temor a ser juzgadas, que experimentan ansiedad cuando se acerca el fin de semana y los niños no van a la escuela, o cuando llega el cuaderno de comunicaciones cargado de notas negativas sobre el comportamiento de su hijo dentro de la dinámica del aula.

Pese a lo difícil que parezca la tarea, se debe tener presente que es absolutamente posible derribar esta “indefensión aprendida” de la cual les hablo, y que si lo que han intentado no ha dado resultado, probablemente se deba ha que no han dado con la causa del problema de conducta. Para lograr el éxito es fundamental descubrir lo que verdaderamente hace que su hijo se comporte de manera inadecuada y quizá sea además necesario recibir una guía que poco a poco les ayude a “ganar terreno” y a empoderarse en el buen sentido de la palabra.

¿Qué es un problema de conducta y cuáles pueden ser sus causas?

Toda situación conflictiva que pretenda solucionarse debe primero ser comprendida: ¿Qué es en definitiva un problema de conducta y qué lo genera?, responder a esta pregunta es vital dado que el manejo que se haga, dependerá de lo que esté causando el comportamiento inapropiado en el niño o adolescente.

Un problema de conducta, es la actitud “no deseada” que exhibe una persona, y se dice que es no deseada porque usualmente va en contra de las normas establecidas o contra lo que es aceptable para la mayoría.

Los problemas de conducta pueden ser originados en el ambiente, es decir, que pueden deberse a un manejo inadecuado de los límites que se establecen en el hogar o en la escuela; o bien, puede estar avisándonos que el niño o adolescente tiene un temperamento de lento ajuste; es importante tener claro que el temperamento es hereditario y que no depende – en nada – de lo que suceda en el entorno si bien lo que se haga puede contribuir en cierta medida a incrementar el problema o a disminuir su intensidad.

En cualquier caso, el primer escalón hacia la solución, es reconocer con sinceridad que se tiene un problema y buscar ayuda; esto es importante porque las técnicas para manejar una conducta difícil originada en el ambiente por manejo inadecuado, son muy distintas a las utilizadas para manejar un problema temperamental y con frecuencia, es un profesional quién puede determinar el verdadero origen de la conducta conflictiva.

Para ilustrar la anterior afirmación les presento el siguiente ejemplo: Un niño que tira el plato de comida porque está acostumbrado a que siempre se le complace poniendo en la mesa lo que más le gusta comer, es distinto de un niño que rechaza el alimento porque es hipersensible a ciertos sabores y consistencias; por tanto, aunque la conducta final luce parecida en ambos niños, debe manejarse de formas diferentes porque su origen no es el mismo.

En definitiva, si los adultos a cargo están haciendo lo correcto, actúan con autoridad, de manera consistente y sin contradecirse y aún así la conducta inadecuada persiste, probablemente se esté ante un caso de temperamento de lento ajuste o a la presencia de algún trastorno de conducta que requiera de un abordaje particular.

Los problemas de conducta originados en el mal manejo de limites, se presentan como actitudes retadoras y de desobediencia muchas veces acompañadas de berrinches en el caso de los más pequeños y de desplantes de carácter en el caso de los adolescentes.

Los problemas de temperamento en cambio son mucho más complejos, y las mismas conductas descritas en el párrafo anterior, se presentan acompañadas de baja tolerancia a la frustración, problemas de atención, rechazo ante ciertos estímulos, problemas de interacción social e incluso problemas de aprendizaje entre muchas otras características.

El punto es que cuando no se tratan a tiempo, los problemas de conducta pueden causar serios problemas no solo al niño o adolescente que los manifiesta, sino a su entorno, y esto, incluye a sus padres y a la dinámica familiar que se vuelve muchas veces, difícil de tolerar para el resto de los miembros del grupo familiar y social, esto sin mencionar las lesiones graves que causa a la autoestima de un niño o adolescente el no sentirse capaz de controlar adecuadamente sus reacciones.

Busque ayuda, recuerde que cada día que pasa, las conductas se afianzan más y puede que resulte más difícil su modificación.

Les invito a profundizar sobre el manejo de estas situaciones en artículos posteriores.

M.Sc Marta Chávez.

Comparte con tus amigos

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Email

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Publicaciones relacionadas